miércoles, 15 de mayo de 2013

Obituario

En el día de la fecha, en el lienzo de nuestra mente falleció nuestro amigo, enemigo, interlocutor, rey y peón: el tiempo. Se lo notaba mal debido a que todos ponían buena cara. Su amigo el dinero, su amigo prestado, su amigo sueño, su amigo trabajo, su amigo ocio lo saludan. Sobraba cuando no era necesario, faltaba en los eventos de nuestra vida más apremiantes.
Quizá lo que más le duela a este viajero es que, al que corría libre por los campos terrenales y las praderas cósmicas, lo hayan encerrado en casilleros, latitudes, cuentas matemáticas -¡y cuántas cuentas!-, medidas, fracciones, departamentos, habitaciones, programaciones. Algunos lo entendieron más (o lo entendieron menos) y se dirigían a él como ratitos, momentos, tardes, amaneceres, soledades. Otros fueron más canallas y cuando decían reivindicarlo lo mataban implacablemente.
Siempre lineal y nunca múltiple hoy lloramos nuestro tiempo que ya no esta. Nos nos damos cuenta (¿porque ya no lo tenemos?) que el ríe con cada muerte nuestra, porque sabe que el tiempo somos nosotros.

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