lunes, 9 de enero de 2023

Jilguero Flores

Hacía más frío que el habitual, pero no importaba porque el corazón estaba caliente y bombeaba más notas que nunca. Había tres quenas, dos sikus, un ukulele y una guitarra.
¡Plaffff!, puro fluir, ir y venir de la melodía, canciones conocidas y nuevas se saludaban en introducciones y pasajes andinos, de repente cantábamos con nuestros ancestros, con nuestros hijos, con todo ser humano que alguna vez haya esbozado la posibilidad de concebir música.
Fuimos a la plaza, porque en la plaza se congregan las personas, porque en las ciudades son los epicentros donde la gente se saluda, pasea a su perros, saca su música a dar una vueltita.
Yo, fiel al registro, quería grabar esas danzas melódicas que se sucedían ante mis oídos. Como no pude y ante la fragilidad de la memoria, nació este escrito
AguArdiente 
18.06.2013

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