Publicado en Que Pasa Salta
09/02/2016
#Opinión / El carnaval, las travestis y la política
Uno de los eventos sociales más llamativo y significativo del mundo está culminando estos días en Argentina: el carnaval.

Esta energía social se desparrama por todos los lugares, desde valles, quebradas, montañas y llanos, contribuye al equilibrio y orden de las sociedades contemporáneas; se transgreden las barreras de lo prohibido y lo socialmente pactado. El eje deja de ser lo impúdico, lo lirico, Sacro, profesional y científico para dar lugar a la risa, la fiesta, el goce, la carcajada.
El carnaval podría pensarse como un vórtice donde se invierte la moralidad, la comunidad se proyecta durante esta festividad, encontrándose con sus dioses y sus demonios.
Por ejemplo en el carnaval de Salta, bailan los caballeros de la noche, agrupación de personas transexuales (travesti, trava, marica, trans, hermafrodita, según sensibilidad y posición ideológica de cada cual) fundada en 1984 por Susana Sosa (Bamby Lu) convoco a Mary Robles y a Débora Flores. De ahí era la activistaLohana Berkins, salteña radicada en Buenos Aires, una de las mayores referentes del feminismo en nuestro país, quien falleciera este último viernes. El carnaval es casi el único lugar simbólico donde se reivindican sus figuras, ya que como sociedad no siempre somos capaces de reconocer el cuerpo trans como una categoría “normal” “estable” que pueda ser contratada, dedicándose muchas a la prostitución como forma de subsistencia. La esperanza de vida de un travesti es de 35 años.
Como sea, en las noches de carnaval eso no importa ya que bailan al calor del ritmo de las organizaciones carnestolengas y de las miradas del público, que desde que se fueron de la avenida Belgrano, se ve menos gente bien y más barriada.
En una sociedad mayoritariamente católica, parca, que se caracteriza por formas religiosas contemplativas y tradicionales, esto ruboriza muchos rostros y llena de culpa el horror de lo blasfemo. ¿Blasfemo para quién? ¿Para el que piensa que solo existe varón y mujer? ¿Para aquel al cual el sexo está prohibido?
Sabiendo que una pregunta abre más el juego que una afirmación, uno se pregunta. Las personas transexuales, ¿Qué son? ¿Son dioses? ¿Son demonios?
Actualmente los paradigmas más novedosos para pensar la dimensión del género son los que conciben al ser humano como un ser diverso y múltiple, ensayando diferentes respuestas culturales para las mismas problemáticas sociales. Los tabúes y ritos son parte de estos ensayos, en donde se delimita el terreno de lo éticamente permitido. Queda en nosotros poder reinventarnos como sociedades y proyectar imágenes y metáforas más inclusivas, holísticas y sensibles, para tener la certeza plena de haber que nuestras existencias valieron la alegría y no la pena.