lunes, 14 de abril de 2014

Acariciando la vida desde la furia

2 Minutos en Salta:
domingo 13 de abril – Fabrica de Música – Salta Capital.

Por Agustín Pérez Marchetta (Staff Touch and Go – La Estación FM). Ph. Sal Lencina

Arreciaba uno de los primeros fríos del año en la ciudad de Salta, 2 Minutos (LA banda punk) se preparaba para tocar en la Fábrica de Música (Alsina 698), en una de sus presentaciones por el norte del país. Antes que ellos tocaron Rebelión, el representante local. Jóvenes y nuevos, abrieron el recital con un clásico de Sumo “No tan distintos”, tocaron temas propios y cerraron con Espadas y Serpientes de Attaque. En palabras de Horacio Corimayo, quién fuera líder de Luca Makonia, actualmente retomando un proyecto más orientado al rock-pop: “los pibes pasaron la prueba”, dando sus primeros pasos en escenarios grandes. Pasó rebelión, el dj de turno empezó a poner temas y el clima comenzó a calentarse. Llegaron los fans, se colgó una bandera, el aroma de los excesos fue tomando escena y se inició un pequeño pogo pidiendo por la presencia de la banda. Era una lucha del ser humano versus la máquina: ¿quién primaba en la fábrica de música? ¿La música del Dj o los gritos de los fans?
La banda subió al escenario, liderada por su vocalista Mosca (Walter Velázquez). Por una falta de clases de canto o por gritarle durante años su verdad al mundo, Mosca tenía un sonido gutural y poco acabado cantando sus canciones. Canciones que hablan del barrio, de la realidad del trabajador abrumado por los bajos salarios, las extensas horas de trabajo y la necesidad de salir del sistema opresor. Es por ello que se apoyaba en las voces de las guitarras de Pedro Pedrozo, Pablo Blinsky Coll Velmondo y en el público; por último, completaban la postal rockera Alejandro Papa Ainadjian (Bajo), Monty Montes (Batería).
Los recitales son hermosos cuando te llegan al alma. Y a pesar de la calidad del sonido (el cual superaba ampliamente la capacidad de lugar, pasando por momentos de música a ruido), el exceso del pogo y escuchar que toda una generación cantaba temas presentes en el imaginario colectivo sirvieron de conectores para que sucediera: “Personal” sonó y se humedecieron los ojos (Tengo una guitarra, es un regalo/De un viejo amor/Tengo pocos amigos, pero los quiero/Son de acero/Tengo mi viejo en el cielo/mi vieja en la tierra/y los amo/Es mi historia personal), luego vinieron “Mala Suerte”, “Pelea Callejera”, “Amor suicida” (hey hey hey!) y muchos más. Por la cadencia lenta de sus movimientos se notaba los recitales (y otras cosas) encima de los chicos de 2 Minutos, pero estaban motivados. Mosca cantó la mitad del recital de espaldas y para una de las canciones utilizó una máscara de Jason.
Siguieron tocando, continuaron sonando, llenando el aire de música y ruido, recordando que el punk es una contestación, callejera, mal hablada y muchas veces sin sentido, a una vida que se empecina en ponernos horarios, responsabilidades, estándares de belleza y muchas parafernalias más. 2 Minutos se para frente a todo eso y con una pared vertical de sonido y euforia contesta, de la manera que quiere, que puede, que le sale.
Por último los chicos cantaron “Canción de Amor” (se revolearon varias en el pogo y en el escenario) “Ya no sos igual” y “2 Minutos”, cerrando una noche no memorable, pero si inolvidable, en donde la música se convierte en una excusa para celebrar. Aunque todos los pronósticos digan lo contrario, estamos acá, subsistiendo, seguimos vivos, latiendo desde el rock la existencia que acontece

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